sábado, 18 de mayo de 2013

DETENER EL TIEMPO




Abrir el corazón








PARA LEER Y DISFRUTAR...

 Estos escritos son de un libro testimonio de Chiapas.

Se llama Rostros del Chulel (rostros del alma) Dice:
"Los rostros del chulel, rostros del alma de los indígenas
 que viven en Chiapas, llegan hasta nuetsros ojos y hasta
 nuestro corazón mediante imágenes (Jorge Ardura) y
sentimiento vertido por un puñado de magníficos poetas
chiapanecos. Leticia Coello seleccionó fotos y textos
con amorosa dedicación, para rendir homenaje a los
 pobladores de esa tierra llena de magia, criaturas
de la selva, tzotziles, tseltales, lacandones y choles.



Alguien me dijo:

"Hay que buscarle el alma a la montaña".
Desde entonces asciendo por la empedrada calle
de mi sonrisa angosta, 
con un verso apilado
para romper las rocas que venden el camino,
para abrir la fatigada selva
de brazos, de ojos y de piernas, 
y hacer hablar los números silvestres
poseyendo de pronto sus raíces.


Le estoy buscando el alma a la montaña,
quiero llegarle al centro,
allí,
donde le nace el agua,
donde le quema la noche
con su lengua oscura
mientras el viento en fiesta su desvelo
 marimbeando indiscreto entre las ramas.


Sí creo que la montaña tenga alma,
la busco,
le pregunto por ella a la carne del agua,
a la carne solar de madera,a la carne de la carne,
y una verde garganta me responde:
"Cuando se tiene el corazón encinta, 
el alma es la montaña"
                            
  Roberto López Moreno






Tejedoras de Zinacanta

Al valle de las nubes
y los delgados pinos,
al de grandes rebaños
-Zinacanta- he venido.


Vengo como quien soy, 
sin casa y sin amigo,
a ver unas mujeres
de labor y de sigilo.


Qué misteriosa y hábil
su mano entre los hilos;
mezcla extraños colores, dibuja raros signos.


No sé lo que trabajan
en el telar que es mío.
Tejedoras, mostradme 
mi destino.     
                                         
 Rosario Castellanos



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