jueves, 16 de mayo de 2013



CUANTA GENTE LINDA...HOY:

Noémia de Sousa nació el 20 de septiembre de 1926 en Mozambique. A pesar de ser una de las poetas con mayor reconocimiento en su país, y muy valorada en Portugal y Brazil, casi toda su obra está dispersa en antologías y revistas. Se dice que comenzó a escribir poemas siendo casi una niña, pero dejó de hacerlo de modo abrupto en 1951 cuando tenía apenas 25 años. Según Aldónio Gomes y Fernanda Cavacas, no fue sino hasta 1986, en ocasión de la muerte de Samora Machel, que Noémia de Sousa volvió a escribir por un corto período. En vida sólo llegó a publicar un libro: Sangue Negro (2001). Es curioso porque en la antología de la que tomo el poema, publicada en España en 1975, se lee: “tiene un libro de poemas preparado…en espera de editor”, por lo visto ese editor tardó 26 años en llegar. Murió en Cascais, Lisboa, el 4 de diciembre de 2002 víctima de una prolongada enfermedad. La traducción es de Manuel Cabrera. 


Deja pasar a mi pueblo


Noche lánguida de Mozambique
los sonidos lejanos de marimba llegan a mí
–preciosos y constantes–
venidos ni yo sé de dónde.

En mi casa de madera y zinc,
pongo la radio y me dejo llevar…
muchas voces de América me sacuden el alma y lo nervios,
y Robenson y Marian cantan para mí
spirituals negros de Harlem.

Let my people go
–oh deja pasar a mi pueblo,deja pasar a mi pueblo–,
dicen.
Y yo abro los ojos y ya no puedo dormir.
Dentro de mí suenan Anderson y Paul
y no son dulces coces de emeleso.

Let my people go.
Nerviosamente,
me siento a la mesa y escribo…
(Dentro de mí
ho let my people go.)
deja pasar a mi pueblo.
Y ya no soy más que un instrumento
de mi sangre en turbulencia
con Marian ayudándome
con su voz profunda –mi Hermana.

Escribo…
En mi mesa se ven inclinarse cuerpos familiares.
Mi madre de manos rudas y rostro cansado
y revueltas, dolores, humillaciones,
tatuando de negro el virgen papel blanco.
Y Pablo, que no conozco
pero es de mi misma sangre y de la misma savia amada de Mozanbique,
y miserias, ventanas enrejadas, dioses de hechiceras,
algodonales, y mi inaccesible compañero blanco,

y Zé –mi hermano– y Saúl,
y tú, Amigo de dulce mirar azul,
pesando en mi mano y obligándome a escribir
con el odio que me trae la rebelión.

Se ve a todos inclinarse sobre mi hombro,
mientras escribo, noche adelante,
con Marian y Robeson vigilando por el ojo luminoso de la radio,
–let my people go,
oh let my people go.


Y siempre que lleguen a Harlem
las voces de lamentación
y mis cuerpos familiares me visiten
en largas noches de insomnio,
no podré dejarme llevar por la música fútil
de los valses de Strauss.

Escribiré, escribiré,
con Robenson y Mariam gritando conmigo:
Let my people go,
oh deja pasar a mi pueblo. 








                                                  







Nos vestimos de forma distinta, tenemos diferentes costumbres, 
inventamos nuestra propia música, nuestra cocina; pero no podemos 
vivir sólo con lo que creamos inicialmente. La vida es expansiva, se 
extiende dentro mismo de nuestro cuerpo, creciendo, desarrollándose, y 
también de forma territorial -física y psicológicamente-, descubriendo 
lugares, formas, ideas, significados, sensaciones. Esto sucede como un 
diálogo: recibimos de los demás lo que han creado y les damos lo mejor 
de nuestra creación.
No podemos vivir aislados, encerrados en nosotros mismos. 
Aprendemos enormemente cuando admitimos nuestra propia otredad: el 
Otro también ama y odia, tiene miedo y es valiente -al igual que usted y 
que yo, aunque entre ellos, usted y yo existan diferencias culturales-, 
precisamente por eso podemos aprender de los demás: somos distintos 
siendo iguales.

                                                   (AUGUSTO BOAL)





ABRI EL CORAZON PARA ESCUCHAR SUS LATIDOS....GRACIAS LEON









DESIDERATA

 Escucha entonces la sabiduría del sabio:
“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas,
y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.
Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir.
Di tu verdad tranquila y claramente;
Y escucha a los demás,
incluso al torpe y al ignorante.
Ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas,
pues son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás,
puedes volverte vanidoso y amargado
porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros, así como de tus planes.
Interésate en tu propia carrera,
por muy humilde que sea;
es un verdadero tesoro en las cambiantes visicitudes del tiempo.
Sé cauto en tus negocios,
porque el mundo está lleno de engaños.
Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar;
mucha gente lucha por altos ideales
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo.
Especialmente no finjas afectos.
Tampoco seas cínico respecto al amor,
porque frente a toda aridez y desencanto,
el amor es tan perenne como la hierba.
Acepta con cariño el consejo de los años,
renunciando con elegancia a las cosas de juventud.
Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia,
pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina,
sé amable contigo mismo.
Eres una criatura del universo,
al igual que los árboles y las estrellas;
tienes derecho a estar aquí.
Y, te resulte o no evidente,
sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios,
de cualquier modo que Le concibas,
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantente en paz con tu alma
en la ruidosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos,
éste sigue siendo un hermoso mundo.
                  Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.


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